Construido en tan solo 15 meses, el hotel aspira convertirse en un centro de negocios y ocio en el barrio del Born
El grupo hotelero K+K Hotels con sede en Austria ha seleccionado Barcelona como ubicación para su nuevo Hotel Boutique con el objetivo de ampliar su presencia en las principales capitales europeas. Siguiendo las directrices de la compañía, el hotel se ha situado en una de las zonas más céntricas y representativas de la ciudad: el barrio del Born, a escasos metros del parque de la Ciutadella. Con un total de 92 habitaciones -5 de ellas suites-, el hotel se integra en el estricto esquema arquitectónico del paseo Picasso, establecido en 1872, por el arquitecto Josep Fontseré i Mestres que regula la altura y morfología de los edificios para dejar libre un paseo peatonal porticado.
Liderada por Heinrich y Bernard Koller, el grupo K+K Hotels que se mantiene en propiedad familiar desde su fundación en 1961, es una de las cadenas hoteleras austríacas más significativas, con establecimientos en toda Europa. El CEO, Heinrich Koller, supervisa personalmente el desarrollo de cada uno de sus hoteles, implicándose en gran medida en todo el proceso de planeamiento y construcción.
Conscientes del alto valor añadido que supone hoy en día la singularidad otorgada por un diseño y arquitectura distinguida en sus hoteles, la firma ha apostado por un despacho de arquitectura con una amplia experiencia en el sector hotelero y corporativo, el estudio barcelonés Wortmann Architects. El equipo, liderado por Johannes Wortmann, inauguró en 2009 uno de sus proyectos más significativos, el Hotel Ayre; un hotel publicado en las revistas más prestigiosas de arquitectura e interiores a nivel internacional y que probablemente se convirtió en la carta de presentación que inició la colaboración con el grupo K+K Hotels.
Sin duda, el despacho Wortmann Architects ha sabido situarse en una posición estratégica: en un momento adverso que minimiza la disponibilidad de capital local, el equipo de Wortmann ha aprendido a articular la inversión extranjera a través de un equipo internacional de arquitectos y colaboradores que trabajan desde Barcelona y Berlín. El éxito de su forma de trabajar radica no solo en el rigor arquitectónico sino en una diligente gestión de tiempos y costes que han permitido completar el edificio en tan solo 15 meses sin desviación de presupuesto.
La obra comprende una superficie total construida de unos 4000 m2 repartidos en planta noble, 5 plantas de habitaciones y 2 sótanos de aparcamiento y ha sido llevada a cabo íntegramente por la constructora catalana Beta Conkret que actualmente está ampliando su presencia a nivel internacional con encargos en Arabia Saudí y Brasil.
Según Johannes Wortmann, “el encargo consistía en mimetizarse con la trama urbana, el grupo K+K Hoteles busca integrarse en la historia de la ciudad, y a diferencia de nuestros hoteles anteriores en que el diseño arquitectónico se convertía en el principal reclamo, en el Hotel Picasso, lo primordial era fundirse en la memoria de la urbanización del paseo Picasso y la Ciutadella, el hotel debía entrar a formar parte de una trama establecida en el siglo XIX sin destacar de forma alguna aunque se tratase de una construcción nueva. Para cumplir con los requisitos del cliente, buscamos referencias en otros hoteles de la empresa, como el hotel Cayré de Paris, integrado en uno de los distritos más elegantes de la ciudad, el quartier de Saint-Germain-des-Prés, con una imponente arquitectura de Haussmann en el exterior pero con una sobriedad y elegancia contenida en el interior; y en el hotel Palais de Viena cuyo proyecto consistió en la renovación de un histórico palacio urbano del siglo XIX y que consigue reunir un eminente estilo imperial con el espíritu de “charme” tan típico vienés.
Con estas premisas, era preciso encontrar nuestro propio pedazo de historia y para ello disponíamos de un entorno idóneo: el último solar libre en el desarrollo urbano establecido por Josep Fontseré tras la restructuración de la Ciutadella y su conversión en parque a finales del siglo XIX. Nos encontrábamos en un emplazamiento cargado de historia donde la estricta norma urbanística nos establecía al detalle tanto alturas como morfología de fachada, así que intentamos adaptarnos lo mejor posible a nuestros vecinos. Trabajamos mano a mano con el director de proyecto por parte de K+K Hotels, Peter Lochmann, quién coordinó los trabajos de los industriales austríacos y diseño un patio interior inspirado en el Pabellón de Barcelona de Mies van der Rohe; la interiorista británica Rachel Becket, con quién se seleccionaron cuidadosamente materiales nobles como la madera oscura de cedro para conceder la elegancia y presencia necesaria a los interiores; y junto al paisajista Manel Colominas que diseñó un espléndido jardín japonés en el interior. Nuestro papel como arquitectos consistió en integrar a todos los agentes en el diseño para conseguir dotar los espacios interiores de una atmósfera perdurable que estuviera en armonía con la noble y rigurosa apariencia exterior.