Ramon Aymerich
Licenciado de Ciencia de la Información
Economic chief director de la Vanguardia
Ramon es de Terrassa y padre de dos hijos. Estudió ciencias de la información en la Universidad Autónoma de Barcelona, en Bellaterra (1979-1984). Trabajó en banca durante diez años para empezar después en los medios de comunicación, con un pequeño paréntesis de un año, en el que dirigió el departamento de comunicación de la Fundació la Caixa. Tras pasar por la revista El Temps, la Gaceta de los Negocios y El Observador, en 1993, llegó al diario en el que trabaja actualmente.
¿Por qué decidió hacerse periodista?
Los años 70 eran años muy diferentes. Entonces había dos tipos de motivaciones. Los que querían salvar el mundo y denunciar cosas. Y los que pensaban que era un camino para poder escribir, para ser escritor. Yo más bien era de los primeros. Era ingenuo. También es verdad que los jóvenes decidíamos la carrera en el último momento. No se sentía la presión que se siente ahora.
¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
Ahora mismo mi objetivo es conseguir que una redacción de 14 personas acostumbrada al papel y con una media de edad respetable se adapte al mundo digital. Hay que hacer un producto en papel de calidad, pero hay que saber llevarlo al digital. La digitalización está afectando a todos los sectores, la banca, los medios de comunicación.
Ya hemos visto como está afectando la digitalización a la prensa, pero en otros sectores como por ejemplo la Banca, ¿usted cree que es positiva esta digitalización?
No sé si la digitalización es positiva, en todo caso es funcional. Es rentable para las empresas. Y avanza a mucha velocidad. No sólo en el caso de la banca sino en todos los ámbitos. Los bancos se están anticipando porque ven el negocio que llega de internet, a través del móvil… En los préstamos, donde antes tenía todo el monopolio, el crowdlending está empezando a funcionar y no está nada mal. Esta competencia aparece en malos momentos para la banca (en un escenario de bajos tipos de interés, con menos márgenes). Y esto lleva a la obsesión por los costes.
Siguiendo con el tema de la digitalización y la comunicación. ¿Cómo ese uso de las redes sociales le retribuye personalmente, la gestión de su blog con ciertos artículos publicados en la Vanguardia?
Yo en el blog publico ciertos artículos que ya se han publicado en papel, pero que no son accesibles a través de internet. Soy consciente de que tengo un público diferente, según se publique en papel o través de la red. Por lo general, el de papel es de más edad que el del blog. En cualquier caso, son lectores que coinciden poco. Estoy en twitter y en linkedin (más para uso instrumental como fuente de información) y no estoy en facebook. Me da cierto pudor…
¿Cuál sería tu recomendación a las élites funcionales castellanas y catalanas para fomentar el arraigo de los jóvenes con formación, talento y tesón, en Cataluña y en España, en vez de emigrar a otro país de pasajes, Alemania, o a las democracias social demócratas escandinavas?
Un primer tema es la educación. Este país, a diferencia de Alemania, por ejemplo, ha tenido una obsesión (legítima) por la universidad. Este país ha creado una montaña de universitarios. No es un reproche a las generaciones anteriores, sino a la política educativa. En cambio, hay muy poca formación profesional y formación en las empresas. La política educativa no está siendo funcional en relación con los requerimientos del mercado de trabajo. Yo mismo viví unos años en Suiza y allí se percibía mucho respeto por la formación profesional. ¿Qué nos ha ocurrido? Que tenemos ahora “la generación mejor preparada de la historia” pero nuestras empresas tienen muchas dificultades o son incapaces de crear puestos de trabajo para ellos. Y existen profesiones concretas en los que hay una ruptura importante. Por ejemplo, con la arquitectura. Veo a muchos arquitectos jóvenes en start up o trabajando en materias que no tienen nada que ver con la arquitectura, lo cual está bien, porque debe querer decir que esos estudios ofrecen herramientas para tener una visión abierta de las cosas y la empresa.
Un segundo tema son los salarios. La economía española es atractiva por sus bajos salarios. ¿Qué pasa? Que las empresas catalanas y españolas tienen dificultades para dar un paso más, competir a través de producto, de diseño, de marketing, etc. Con las empresas catalanas, que son las que conozco, mi impresión es que están muy acostumbradas a operar con márgenes muy altos si se comparan con otros países. Por eso veo complicado que la actual situación de los jóvenes mejore sustancialmente a corto plazo. En mi sector, el periodístico, las estrellas más jóvenes no vienen de los medios convencionales, sino de sitios como Youtube, por ejemplo…. Considero que se debería apostar por una política educativa diferente, una política industrial mucho más orientada al medio plazo, que no solo compita en los costes…
Cinismo. ¿Cree que es un adjetivo que defina a nuestra generación? ¿Cree que es algo intrínseco o algo más situacional?
No, yo creo que la situación los lleva a eso. Son mucho más cínicos, porque las circunstancias con las que se han encontrado no permiten ser otra cosa. “Jóvenes y cínicos” , esa columna venía de un estudio de la Caixa y Esade en el que sorprendía que los mayores de 45 años estuvieran mucho más preocupados por cómo iba el mercado laboral. Pero no los jóvenes, mucho más predispuestos a entrar en un mundo que está cambiando mucho y que va a cambiar mucho más. La arquitectura, por ejemplo, creo que va a tener que entrar en aspectos como los espacios de trabajo, la movilidad, el cómo se vive, porque todo está cambiando…
¿Cree que volveremos a los indicadores de empleo que teníamos hace diez años, tanto en cantidad como en calidad?
No eran empleos de calidad. Había mucha gente trabajando en el sector de la construcción, donde se permitía que un chaval de 23 años cobrara entre 3000 y 4000 euros se pudiera comprar un coche, un piso y casarse. Pero no era un trabajo de calidad, era una burbuja. La prueba es que la mayor parte de ese empleo se ha destruido, ha desaparecido. Vamos a tardar en ese aspecto, porque a la economía española le cuesta mucho crear empleos que no sean en el sector de la construcción o en el inmobiliario, empleos sostenibles. Quizás volvamos a los niveles de empleo de antes de la crisis. Pero en estos momentos solo parece que el turismo puede conseguirlo. Y el turismo, tiene por delante una larga asignatura de especialización y de cualificación. En resumen, yo creo que hasta 2018- 2019 no llegaremos a los niveles de antes. Con suerte.
¿Qué es para usted el éxito?
El éxito, antes, era sentirse valorado en la profesión y tener un reconocimiento en lo que uno hacía. En el mundo actual, con las redes sociales, creo que es algo diferente, es un concepto bastante más resbaladizo. El éxito ahora puede ser un reconocimiento masivo en la red, lo que no tengo claro que sea una cosa más productiva. Hay que saber rentabilizar eso, y no sé muy bien cómo se hace. Pero, en cualquier caso, más que nunca, “we can be heroes just for one day”, que diría Bowie.
¿Cómo describiría su Cataluña soñada?
Nuevas conexiones e infraestructuras de Barcelona, la nueva era de Barcelona descrita por Ramón Aymerich. Dibujo de Johannes Wortmann.
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